Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

14 ene 2017

PARADIGMA EVENTUAL

Era soltera y con compromisos.

Buena amante para días festivos y de invierno. Todos querían pedirle en matrimonio a la antigua usanza, de rodillas incluso, con anillo a lo película americana. Ella consternada siempre decía “no”, porque prefería mantener a flote sus idilios, y en fila india, sin terminar de rematar por la vía marital.

Nieves no era mujer complicada. Tenía empresa propia y fábrica de relleno de edredones a base de besos. Ya con sucursal en Italia y en Holanda. Mucha demanda en los últimos tiempos; había logrado poner su negocio en lo más alto del panorama internacional.

No tuvo más remedio que abrir franquicias por toda la provincia de Toledo e incluso por la de Teruel, que también empieza por “t” pero termina por ele, ¡hele!.

Y es que tantos los toledanos como los turolenses tienen fama de estar muy necesitados de cariño, sobre todo por las noches, desconozco la razón social de este hecho comercial.

Nieves, más rica que el dueño de mil gallinas ponedoras de huevos de oro macizo, se decidió a viajar a Marte, en globo sonda o gástrico, no lo recuerdo bien, para extender su imperio monetario. Llevó unas cuantas muestras dentro de diez almohadas de IKEA, de ésas que salen baratas.

A los marcianos les pareció buena idea este invento. Todos querían probarlo al mismo tiempo, para comprobar por sí mismos el buen resultado. Pero debido a la escasa cantidad con la que había viajado Nieves, tuvieron que echarlo a suertes.

Uno dijo: “Pues mola mucho este achucho que te despierta con la cara llena de babas pero muy a gusto y el corazón rebosante de cariño, te hace sentir tan feliz como un niño.”

Tras comentarios parecidos de buenas impresiones vividas por sus paisanos extraterrestres, -con sus “me gusta” correspondientes- todos quedaron convencidos de que el producto sería un éxito y le hicieron un encargo multimillonario.

¿Quién iba a decirle a Nieves que, después de viajar a otro planeta, iba a desear quedarse libre, como un pájaro argentino, para dejar un lugar al que habría de ser su marido, y dedicarse en cuerpo y alma a un menda leyenda, con ojos de búho y cabeza verde?

Pero, ya veis, el amor gasta este tipo de bromas sin ser gracioso ni haber nacido para la comedia universal.

Hoy por hoy, Nieves, espera hijo de Hulferundio Zd (con h muda), lo llamarán Hulferundio Zd jr (con h muda, también). Con lo fácil que hubiera sido pronunciar el resto de su vida, por ejemplo, Paco o José, pero claro… estas cosas del corazón se pueden complicar un montón, si uno está más atento al negocio que al flechazo inconsciente. Inconsciente Nieves…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

                        
              Hulferundio Zd
 
Los otros, después de probar las almohadas, con el relleno de besos.

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