de museo colectivo.
¡Qué vacío es el vacío,
sin el arte!
Se colgó una lágrima de la pared.
Con razón… y sin pintura.
“Los pormenores
podemos ahorrarlos”.
Es esta crisis dichosa,
tan magistral arte
que no se exhibe
por ninguna parte...
Exhibicionista en cambio
esa alcayata joven
que se muestra sugerente
y desesperada...
Admiradores hambrientos
vagan como fantasmas
de un lado a otro
buscando arte.
Mendigos de belleza,
humanos y animales.
Autores famélicos
con la creatividad
sin pasaporte.
Y esa lágrima
resbalando
por la pared
agonizante…
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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