y entornas los párpados del ensueño.
Me transparento en el espejo y a través de mi piel perpleja,
te veo y te miro y te pregunto en vano,
todo aquello que me daría fuerza, claridad y certeza.
En cada atardecer, al final de cada día, de cada vida,
sucedáneo de la vida misma…. todavía tú.
Acostumbrada a respirarte en soledad
y a debatirme entre el anhelo y la tristeza,
escuchando, día a día, el eco de tu recuerdo.
Las ganas de caminar intentan vencer a la fatiga de tu ausencia,
de la espera infructuosa, estéril esperanza, e inerte.
La ansiedad pasa lista, hoy también, en esta tarde lluviosa.
Y se impone la honestidad, la lealtad hacia “mí misma”.
¿Quién es ésa?...
Cada gota trae un recuerdo desabrido y sin hogar.
Ya tengo un montón de lágrimas coleccionadas
para algún anticuario interesado en antiguallas.
Un silencio prisionero de la verdad encubierta.
Que no me atrevo a pronunciar, para no ahogarme en la pena.
Inspiro y suspiro.
Sí, todavía tú...
Cuántas historias repetidas y cuánto dolor me cuesta olvidar que te quise.
Parece mentira y es una realidad ineludible.
Después de tantos años, aún mi corazón lo recuerda.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Me encantó!! !!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Sandra María!
EliminarUn abrazo, amiga.
Qué maravilla, como he gozado con su lectura pese a destilar nostalgia. Emoción ¿contenida?
ResponderEliminarHermosisima canción y no recuerdo la peli de las imágenes aunque sus protas son Chistin Scott Thomas y Ralph Fiennes.
"El paciente inglés", Manolo; una gran película.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.