Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

7 ago 2016

CALOR TIPO VERANO

Así, a lo fino, podríamos decir que tenía alergia al agua. Y claro, iba a su amiga con la queja de que se estaba derritiendo... Y aún quedaba pendiente el Veranillo de San Miguel.
-Chica, qué calor, no sé si bajar las persianas completamente para dejar la casa a oscuras o suicidarme con un método más económico y ecológico que el aire acondicionado.
-De eso nada. Baja mejor las persianas que luego has de bajar al perro a hacer sus necesidades, el pobrecito no tiene culpa de nada y está antes que tus contrariedades de temperatura.
-Tienes razón, ¡cómo he podido ser tan egoísta! Él lo haría por mí, si procediera. ¡Vamos Rockandrrol, que te pongo la correa e iremos por la sombra y con mis delirios sutiles! Este verano tampoco salimos a la costa. Pero a costa de este calor, perderemos unos gramos de peso por los sudores inevitables de las tardes.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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