Sólo si tus manos me sueltan.
Sólo si tu corazón me expulsa.
Sólo si tu existencia me exilia.
Porque estoy impregnada de tu esencia.
Rodeada por tu halo generoso
de amor y eternidad.
Y aún sin presencia, estoy presente en ella.
Y sin pretensiones de ser otra cosa que lo que soy.
Si lo soy para ti.
No puedo salir de tu vida
si tú no me echas.
Y tampoco soy capaz
de lanzarme al vacío,
si no me empujas.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
muy bonito
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Anónimo!
EliminarMe ha parecido un poema muy bonito.Un abrazo
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Celia.
Eliminar¡Gracias!
Es precioso.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Manolo!
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