Entre las voces de la ternura acariciada.
Que no aparezca, a pedir nada, el desconcierto
que sigiloso,
se asoma a la baranda de la desidia,
y saluda educado al destino
cuando pasa por delante.
Me haré la dormida,
sólo para preservarte en mis pensamientos.
Voy a seguir los ecos de tus latidos,
noche a noche...
después de abandonarme a mi suerte,
justo detrás de tus sueños.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Obra de su autor. |
Muy profundo me parece este poema. La obra de su autor excelente.Un abrazo
ResponderEliminarGracias por esa "profundidad" que percibes en el poema. La obra es una maravilla con la que decidí acompañar el poema o viceversa.
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