“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
15 dic 2015
LUTO POR UNA PENA
que se trastorna hasta la locura,
se desborda,
se enoja y enajena,
con su corazón de amante
y sin ser participio del verbo amar?
¿Qué hago, dónde la escondo…
para que no me queme las entrañas,
ya al rojo vivo,
que no caben tantas
en el armario de los años?
Ahora,
entre dicha pena y las desdichas,
quiero reírme y me tienen de luto
sin morirse.
Por lo querido, tal vez llorase,
no por ellas, que me inquietan
y me roban el destino de mis sueños
y no mueren, sólo nacen.
Pero no mueren… si no nacen.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Qué hago con las peñas mi querida amiga? Bueno, las voy a esconder un rato. Es hermoso tu poema Ángel
ResponderEliminarCreo que el truco es no hacerles demasiado caso... terminan por morir de aburrimiento, Manolo. Pero quizá a ti te dé buen resultado esa estrategia. Gracias por tu comentario.
EliminarLas penas tambien pasan y las reemplaza la alegria.Un beso
ResponderEliminarTodos, antes o después, pasan, siguen su camino, es verdad.
Eliminar