no hace daño a nadie.
Y luego sigamos cada uno
a lo nuestro.
¿Porque de qué sirve
un beso,
una mariposa en el estómago
o una flor regalada?
De nada.
Volvamos a lo práctico.
Que el sentimiento no lo es.
Que ese “te adoro, vida mía”,
que deseas escuchar,
de los labios de "alguien",
alguna vez,
no es más que el estribillo
de una canción
pasada de moda ya.
¿Quién podría creerse
que otro se muere
por tenerte junto a él?
¿Que eres su luna, su sol
o su noche de amor?
Dejémonos
arrastrar por la rutina
fiable e inequívoca.
Ella sí que sabe llevarnos de la mano. .
Y que los sueños sigan vagando
como fantasmas eternos,
alrededor de nosotros,
y a su libre albedrío...
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Yo me dejaría arrastrar seguramente.
ResponderEliminar¿Por la rutina o por el romanticismo?
EliminarMuito lucido!
ResponderEliminarSabia concepción masculina del romanticismo,Eduardo. Después delos años, una va aprendiendo, supongo...
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