Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

3 jun 2016

PETICIÓN DE MANO

-Baltasar, devuélveme la mano que te dejé hace treinta años.
-¡Pero Azucena… con todo lo que te he dado desde entonces y por amor! Soy tuyo en mente, cuerpo y alma… ¿y vas y me reclamas una simple mano?

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Una mano, la que acaricia, la del tacto, unida a la mente que ordena, no es poco. Besos.

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    1. No es poco y a los treinta años ya, puede ser que necesite recuperar lo que le pertenece... Claro que él también ha sido bastante generoso.
      Podríamos decir que le ha correspondido.

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