Así que, ni corto ni perezoso, allá que se fue tras ella, para invitarle a que le acompañase a ver una obra de teatro que estrenaban esa tarde en su ciudad. "Y porque no tengo para llevarle al Teatro Real que si no, allá que nos íbamos los dos, volando con nuestras alas abiertas de par en par". Pensó.
Pero se llevó un pequeño chasco, cuando ella poco efusiva, rechazó la invitación con un simple:
-No, gracias, caballero, tengo otros planes. Tal vez más adelante. Hoy por hoy, hay un gorro que me tiene bebiendo los vientos, mire usted.
Parece mentira, a estas alturas de mi vida que yo ande tirándole los tejos a una pamela de feria que me tiene atolondrado, y que ella no me haga el mínimo caso.- Se dijo- En fin, ¿qué voy a hacerle?… Puede ser que en otro momento tenga más suerte. Por allí veo acercarse a una peineta andaluza de lunares, con una gracia que no se puede aguantar. ¿Y quién sabe si será ésta la que el destino me tenga reservada?… lo volveré a intentar:
-Señorita… queda usted invitada a un estreno teatral esta misma tarde. Tiene derecho a un abogado, tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga podría utilizarse en su contra, etc.
-Señor mío, qué susto me ha dado, no sabía si venía usted a invitarme o me estaba arrestando.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Muy requetesalao te ha salido.Un besazo
ResponderEliminarMe alegra que te haya parecido requetesalado, Celia. Gracias.
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