Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

9 feb 2017

MI DESTINO

Entro y salgo de mi corazón.
Entre las rejas de la mente, presa, asomo mis manos queriendo alcanzar aquello que deseo.
Resulta infructuoso el esfuerzo.
Sin libertad dentro, cualquier placer no es una recompensa, es una mazmorra, fría y austera.
Por eso ya no arriesgo.
Ya no juego a lanzar mi destino al vacío y recogerlo en el aire.
No estoy dispuesta a reunir y pegar después sus pedazos.
Perderme en vericuetos mentales, ensayando éxitos fáciles; son fracasos asegurados.
Si me alejo demasiado de mi certeza, de mi voz interior, me siento perdida, extraviada, confundida.
No es seguro el brazo del que vive en el error o en la amargura.
No es maestro, ni guía de nadie, el que cedió su vida a la venganza o al resentimiento.
Aunque te diga te quiero.
Confiar en quien desconfía, no te regresa a casa nunca.
Hay muchos caminos, eso es cierto. Y quizá, parecidos.
Pero tal y como afirmé una vez, no es el camino el que cambia, es el punto en el que yo me encuentro.
Pocas cosas he aprendido.
Muchas he tenido que desaprender.
Y de lo poco que sé, el camino a mi corazón es el único que conozco de memoria.
No dejaré que nadie más, por ninguna razón, me lleve por otro, hacia paraísos fantasmas.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Secret Gardem-Ode to Simplicity

6 comentarios:

  1. El corazon siempre sabe, con la mente estamos perdidos. Un beso

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    1. Efectivamente,la mente no es la mejor guía en nuestro camino aunque ella crea serlo. Es el corazón el más sabio.
      Gracias por tu comentario, Celia.

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  2. El corazón siente y se emociona y ama y se alegra y vive.

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    1. Sí, el mejor amigo.. el corazón.
      Gracias, Manolo.
      Saludo a tu corazón.

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  3. Saluda también al tuyo que es grande y generoso.

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