Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

11 feb 2016

CUESTIONES MATERNALES

Pienso en mi hijo cada vez que tengo que tomar una decisión importante.
Y él me dice que piense sólo en mí.
Yo le digo que es imposible pensar en mí, sin pensar en él. 
Él dice que tengo que aprender a hacerlo. 
Yo digo que lo intento. 
Él dice que no lo intente, que lo haga, que sólo tengo que empezar a practicarlo y, después, practicarlo más. 
Yo le digo que cuando él sea padre va a descubrir que eso no es tan fácil, sino más bien imposible. 
Él me dice que ya veremos… y que me quiere. 
Yo le digo que se quiera más a sí mismo y no me quiera tanto a mí.
Y él me dice que por ahí no vaya, que no le pillo… que él se quiere mucho porque yo le he enseñado a hacerlo y por esta razón me quiere más. 
Yo no digo nada y me quedo sintiendo el orgullo de tener un hijo que es un verdadero regalo. 
Ya está.  

Ángeles Córdoba Tordesillas


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