O intrusa pero invitada.
No invitada de honor,
¡qué más quisiera yo!
Visto de forma elegante,
y con una flor en el pelo
prendida,
y recito mis versos a la entrada,
en plan consigna.
Dispuesta a todo por tener tu atención.
Pero somos tantas y tontas...
Soy la única que se cree única
y que piensa que logrará tu corazón.
Veo que lo has dejado sobre una mesa,
mientras hablas con éstas y aquéllas,
Me acerco con precaución
y me lo llevo.
¡Que la fiesta continúe,
ya no corre peligro lo que más quiero!
Ahí se queda la comida en las bandejas.
Invitada por el anfitrión,
me voy sin despedirme.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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