Avanza despacio de forma imprecisa.
Quiere risas en su vida y no penas.
Desearía poner fin a la enfermedad,
a la mentira, a la injusticia,
a todo lo que hace infelices a los que ama.
Siempre ecuánime y resistente.
Cuando todo se funde alrededor,
él permanece.
Es un crisol.
Crear su lugar en el mundo no le resultó sencillo,
y luchó y luchó, hasta conseguirlo.
Un universo sin violencia sería su hogar perfecto.
Ahora brilla su rostro paternal,
cuando su estrella lo ilumina.
Esa radiante y pequeña que llegó sin avisar
para llenar su alma.
Respira por un futuro dichoso,
con retazos de pasado,
y por que el presente sea continuo.
Romper los barrotes del miedo, un desafío.
Admiro su limpieza de espíritu.
Cuánto me importa su felicidad.
Yo le miro… y sigo viendo a un niño.
Al que enseñé a andar.
Y le quiero.
(Felicidades, mi David)
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Muchísimas gracias hermanita!! El mejor regalo de cumpleaños que he recibido. Me siento abrumado por tantos halagos que describes de mi personalidad y espíritu. Ojalá pudiera estar a la altura de las vicisitudes a las que te enfrenta la vida, como en algunas ocasiones ha ocurrido. Absolutamente el nacimiento de Ciara, ha colmado esa parte del alma que te enseña valores como la entrega sin condiciones, la importancia del juego, la paciencia, el cuidado y protección a un ser indefenso...en definitiva, el Amor paternal hacia una hija, por la que dar tú propia vida.
ResponderEliminarGracias por enseñarme no sólo a andar, sino también por ser generoso, tolerante o comprensivo con las dificultades de los demás. Me alegro enormemente de tenerte como hermana. Te quiero siempre.Un fuerte abrazo
Gracias a ti, David, por saber ser un hermano.
EliminarPreciosa la dedicatoria, un abrazo
ResponderEliminarY bien merecida, ¿verdad que sí, Celia?
EliminarMe alegra que te guste.
Un abrazo.