Se suelta el pelo y danza.
Su baile es infinito
como una noche de amor.
Sonríe tímidamente, en la distancia.
Pero cuando se acerca,
se desnuda sin prejuicios
ni preguntas.
Se entrega en cuerpo y alma.
Sabe que dejará de existir
cuando comience el día.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
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