Y quedo presa de la fe,
de la risa y la sorpresa.
Que el amanecer me reconozca
como su mejor amiga.
Me dejo que me bautice
con el nombre de su hija.
Y mi alma, gemela, se detiene,
al otro lado del espejo,
sin decir nada.
Mirándome como una niña.
Abrazada a la esperanza.
Hoy es hoy.
No es ayer ni es mañana.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Precioso poema, cargado de vitalidad y optimismo!!!' Feliz jueves, un abrazo.
ResponderEliminarAsí me siento, David. Muchas gracias.
EliminarFeliz fin de semana, para vosotros.