“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
2 mar 2016
NENA, TELÉFONO, MI CASA
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Curioso y no tan alejado a la realidad porque los teléfonos móviles quintuplican ya a los fijos; lo cuentas con mucha gracia, y posiblemente en poco tiempo este tipo de teléfonos que únicamente sirven para hablar y van conectados a un cable, serán un anacronismo.
ResponderEliminarDe momento yo aún lo utilizo y estando en casa, me sigue resultando más cómodo comunicarme por él. Pero probablemente sea como tú dices, Manolo,este tipo de teléfonos se perderá en el espacio tiempo de las telecomunicaciones.
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