Algo intangible, inasible, un destino errado o erróneo en todo caso. Entonces exclamó:
"¡Quita acá, Ítaca, aquí te quedas!" y se dio media vuelta.
Tampoco era Ulises, que se llamaba Eusebio, ni se le había perdido en esa isla nada…
Además recordó que ese miércoles pasarían por la tele su película favorita. La había visto dieciocho veces pero nunca se cansaba.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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