-Facundo, eso te pasa por ir a hacer de las tuyas y sin brújula. Has tenido lo menos en este tiempo ciento diecisiete llamadas para ofrecerte un trabajo estable y asignarte puestos importantes en empresas internacionales. Ahora podrías estar entretenido a base de bien y no tendrías que dar tantas vueltas al mundo ni a tu cabeza, que por no hacer nada, no sabes qué hacer. Y como te digo, llamada tras llamada, ha sido un no parar de teléfono. Aturdida me tiene.
-¿Y qué les has dicho?
-¡Yo nada!… no ves que soy la lámpara del salón y no sé hablar. Me limito a dar luz cuando me encienden, como has hecho tú ahora. Pregúntale al contestador automático que él sabrá algo....
-Ah, entonces serán mis ideas que se han iluminado con tu encendido rápido. Gracias por nada, bella aurora. A ve si se me pasa la indisposición y me pongo en órbita terrestre. Vaya, otra vez las metáforas mundanas. Me persiguen por doquier.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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