Como bandera ondeada por el viento.
Me siento inestable, dubitativa.
Tengo emociones que quiero conservar
a la temperatura veraniega.
Y me lo niegan.
Las calles se amontonan, me acechan.
Esas aceras anchas con poco tráfico,
a estas horas.
Las horas de las dudas y las sombras.
De sentir que la vida es frágil y querida.
Y que no deseo salir a despedirla, todavía.
Dejo que la calle se mueva
e intento recobrar la quietud dentro de mí.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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