Recordaba la primavera, pensaba aún en el verano, añoraba el invierno...
Y él, acostumbrado a hacer así las cosas, ha llegado despacio, sin hacer ruido ni levantar polvo.
Ha entrado por la ventana, la noche pasada. Pensé que era un ladrón cuando le he visto, esta mañana, tumbado en el sofá con cierta desidia. Pero enseguida he comprobado que no se ha llevado nada de mi casa... todavía.
Tenemos muchos días para charlar. Voy a sacarle unas zapatillas y que se ponga cómodo. Hacía un año que no sabíamos nada el uno del otro. Supongo que tendrá muchas cosas nuevas que contarme…
Le prepararé una infusión de cardo mariano o de diente de león, que son buenas para el hígado. Y que las horas vayan cayendo, como las hojas.
Se nos metió el otoño, pero aquí, al menos, el verano se resiste a marchar y da sus últimos coletazos. Genial Adele.
ResponderEliminarPor aquí tampoco lo hemos notado mucho. Hoy ha hecho un día de mucho calor. Poco a poco, a ver si van llegando las lluvias que tanta falta nos hacen.
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