de los que tenemos conciencia,
con cada incendio.
No sé si será ira, tristeza o miedo...
Y quisiéramos tener brazos largos y manos fuertes,
para poder ayudar a acabar con ellos.
Enviamos nuestro ánimo a los bomberos, energía,
y grandes deseos de que pronto se apague
en el Coto de Doñana,
ese infierno.
Ángeles Córdoba Tordesillas
Ojalá y pudiésemos hacer más, aunque lo que de verdad nos alegraría es que no ocurriesen estas cosas.
ResponderEliminarOjalá no ocurriesen nunca Chema.
EliminarGracias por tu poema. inspirador. también sobre el mismo triste tema, amigo.
Si, estoy de acuerdo tambien
ResponderEliminarGracias, Celia. Somos muchos ya los que sentimos lo mismo.
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