Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

4 nov 2017

ERRAR ES HUMANO, RECTIFICAR ES DIVINO

-Qué barbaridad, Ya no puede uno ni suicidarse tranquilo.-Exclamó Ramón, ante el estupor de su mejor amigo, que le encontró rodeado de siete víboras extranjeras, en la bañera, con las venas abiertas y totalmente empastillado.
-Así no vamos a ningún lado, Ramón.
-Yo sólo quiero ir al Cielo, Alejandro. Con eso me conformo.
-¡Que te crees tú eso! Si no cuidas tu vida con todo tu amor, al Cielo no entras ni el día en que San Pedro tenga libre, ya lo sabes. Mira, todo se puede solucionar en la vida, menos el desplomar de un ánimo que quiere dejarse caer.
-Ni la crisis de los cuarenta.
-¡¿Qué crisis de los cuarenta ni qué gaitas?! Eso no es nada. Después de la de los cuarenta, llegará la de los cincuenta, la de los sesenta y todas las que vengan detrás. Benditas crisis. Eso significa que vives.
-Pues viéndolo así… ¿Qué hago con las víboras, ahora? Te están mirando con ojos golosos… y han viajado desde Estocolmo…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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