Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

21 nov 2017

LA INVENTORA

Por la noche era inventora, por el día una mujer como otra cualquiera pero más bajita. Su último invento; una batidora de bolsillo, no tuvo demasiado éxito. Ahora tenía entre manos, algo mucho más emocionante y quizá un poco más práctico. No sé si contarlo…

Era un alargador del tiempo en miniatura, para que no ocupase demasiado espacio. Esta idea se le ocurrió después de superar una larga enfermedad que le hizo no poder disfrutar de sus aficiones preferidas, por tener que presentarse a tanta prueba médica como requería.

Montse, también llamada Monte, hija de Rosendo y Elvira, sobrina de Emilia, de Clotilde y de Benita, por parte de padre y…

Pero no nos perdamos en detalles; tal vez tendría que haber omitido tanta información innecesaria, pues el tiempo vuela. ¿He dicho que vuela el tiempo? No hay problema. Le compré un envase con un alargador de esos dentro y ahora mismo lo saco y lo pongo en funcionamiento. Ya está. Volveremos a donde comenzó este cuento. A ver si funciona dicho invento:

Por la noche era inventora, por el día una mujer como otra cualquiera pero más bajita. Su último invento; una batidora de bolsillo, no tuvo demasiado éxito. Ahora tenía entre manos, algo mucho más emocionante y quizá un poco más práctico. No sé si contarlo…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

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