Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

9 nov 2014

ACARICIARTE

Dedos de nubes,
con los que acariciar
tus pensamientos...

Ángel C. T. © 

Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

6 comentarios:

  1. Sí. Hay días en que los pensamientos necesitan muchas caricias...

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    1. Sí, hay días de esos...
      Gracias por compartir tus... pensamientos, Francisco.

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  2. Fátima Reyes García9 de noviembre de 2014, 22:54

    ¡Qué preciosidad!

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  3. ¡¡¡Vaya fotooooo!!!
    Y el "skyku" precioso, una caricia sea donde sea siempre se agradece.

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    1. La foto es de uno de los maravillosos atardeceres de los que puedo disfrutar en mi pueblo. Me alegra mucho que te haya gustado, Arantza. Hay nubes que por su delicadeza suscitan el recuerdo de una caricia. Gracias por comentar.

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