Este incidente-tras el accidente- cambió el rumbo de los
acontecimientos para los cuales esos dos seres vivos, iban escopeteados. Una
vez solos, en medio de la ciudad llena de gente extraña, que les miraba como si
no atinaran a comprender el estado de estupidez, permitida legalmente, en el
que habían entrado de un momento al otro, como el que penetra en la quinta
dimensión sin haberlo previsto antes de salir de casa y le pilla con bata y sin
peinar-, se miraron a los ojos por primera vez, en vez de a sus perjudicados coches, y
se quedaron prendados de tanto sentimiento sincero y bobalicón. La felicidad
impregnaba el éter… además de la contaminación ambiental.
Se hicieron carantoñas y se intercambiaron palabras
cariñosas como suelen hacer las parejas, pero posteriormente a llegar a sus
respectivas casas, darse una buena ducha, y dar parte a sus compañías de seguros
del percance vivido. Les hicieron las consabidas preguntas, en fin… me voy a
centrar en la historia que me pierdo. Se compenetraron a las mil maravillas,
desde el primer momento. Y a partir de la eventualidad automovilística vivida, decidieron unir sus vidas de inmediato, y
optaron por una sana y feliz convivencia, dentro del matrimonio. Nadie en su
sano juicio opta por lo contrario… normalmente eso llega más tarde… Tiempo al
tiempo.
Algunas semanas después del casamiento, estaban en la clínica del doctor Gerundio,
de la que habían oído hablar mucho y que les había sido recomendada por una
asistenta que limpiaba por horas en la tienda de regalos del final de su calle,
y yendo despacio, que es gerundio…
-¿Quién es el gestante de los dos?-Peguntó el de recepción.
-Ella, para variar.-Respondió él, obviamente.
-Bien. Pasen a la habitación del fondo y esperen allí. Enseguida
les atenderá el doctor, en cuanto termine su partida de cartas con doña Ulceritas,
que está de racha, y lleva ya ganadas dos membranas nucleares y un aparato de
golgi.
-¿No necesita nuestros datos?
-Relativamente hablando, sí. Pero solamente los de ella.
Según me han informado en sus previas declaraciones telefónicas, está de tres
semanas y media, y según me dicen, es la que va a parir, próximamente, si es
que no prefiere ir a la feria de abril en Sevilla.
-No, si la fecha prevista del parto es para marzo.-Puntualizó
la que estaba encinta.
-Hay embarazos largos, sospechosamente largos, señora… igual
que los hay sospechosamente cortos, y no miro a nadie. Aquí estamos
acostumbrados a ver de todo.
-Ah, ya… Comprendemos… sospechosamente.-Afirmó ella.
-¿Se quieren?-Indagó el hombre.
-Mucho. ¿No se nos ve en la cara?-Dijo el marido, satisfecho.
-En las caras de la gente puedo ver bastante, menos cuando
lo disimulan. Aunque en las de las monedas veo más. Me ciegan con su fulgor,
que no es su caso… ya que ninguno luce cara de moneda al aire. Y luego está la
cruz… de esa mejor no hablar… Por eso prefiero preguntar.
-¿Pero esa información es relevante?-Quiso saber Elle.
-Depende de para qué… Estoy resolviendo un crucigrama y me
puede valer.
-Sí, nos queremos.-Atajó él. Más que nada porque tenía ganas
de sentarse.
-¿Ven ustedes?... Sí, entra sin calzador. Esa era la
respuesta que decía ser afirmativa a una interrogativa y que también funciona
como conjunción condicional. Ya les queda menos, tengan cierta paciencia, les recomiendo.
El doctor se queda sin saldo enseguida. En pocos minutos estará con ustedes. Si
se aburren, ahí tienen unas cuantas revistas del corazón… pueden quemarlas, si
lo desean, a la mayoría les resulta divertido y ayuda a canalizar la ansiedad de la espera, dicen. Pero, por favor, intenten que
las cenizas caigan dentro de las urnas, las subastamos luego a las funerarias.
-Bien. De momento no nos aburrimos. Más adelante, veremos…-Informó
Lui.
-Yo tengo que seguir con mi trabajo. Este crucigrama es un
auténtico reto. Soy funcionario y tengo responsabilidades que
atender… Huy, si antes lo digo… funcionario… ¡Aquello que funciona! ¡Bingo!
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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Acuarelita rápida de la recepción de la consulta del Dr. Gerundio. Con estas gafitas, sí.
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Vaya, vaya... Un amor sin frenos, sin embrague y sin marcha atrás... No pasará la ITV, me temo.
ResponderEliminarEso digo yo, Francisco... Vaya, vaya. Parece que estás muy al corriente... de la ITV.
EliminarGracias por tu comentario.
Tú sabes hasta que punto he tenido que "ponerme al corriente" de la dichosa ITV...
ResponderEliminarA veces hay que cumplir con las zarandajas legales... qué remedio, Francisco. Así son las cosas y así se las hemos contado.
EliminarJajajaja....parece enteramente un diálogo de Groucho Marx! Es genialmente lioso, divertido y surrealista!
ResponderEliminarAnda que estos dos pobres, en menudo lío se están metiendo sin comerlo ni beberlo. Menudas trampas tiende Cupidito....ayayayyyy
Bueno... sin comerlo ni beberlo... habrá que esperar a ver, Susana. Aún no se ha desvelado la razón por la cual han acudido a la aparatosa consulta del dr. Gerundio... Un profesional como la copa de un pino, por cierto. Tendré que ir soltando el resto de los capítulos. Los iré lanzando desde mi nube... siempre y cuando os portéis bien.
EliminarJijjiji...sigues sorprendiendome con esa prodigiosa imaginación que tienes...me sigo quedando con hambre.
ResponderEliminarEspero que a medida que vaya publicando el resto de los capítulos, ese hambre se vaya saciando, amiga. Gracias por tu comentario y tu interés.
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