Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

19 may 2015

AMOR EN LAS REDES SOCIALES

Hace pocos días, en este blog, hice una entrada titulada REDES SOCIALES, en la que advertía, de una forma no sé si un tanto alarmante, de los peligros que supone mantener un contacto con otros, a diario y constante, a través de los medios informáticos y, en concreto, entrar a establecer relaciones personales a través de las redes sociales.

Espero que ese discurso, basado en mi personal experiencia, no os confundiera u os provocara algún tipo de malestar. No voy a rectificar lo escrito anteriormente, porque sigo pensando lo mismo pero como también creo que tiene aspectos positivos que no señalé, al menos no muy explícitamente, me siento en la obligación moral de exponer una segunda reflexión sobre el tema, para evitar malentendidos. 

Es radicalmente distinto utilizar facebook, u otro medio de chat, para estar en contacto con una determinada persona por diversas razones, como bien pueden ser afectivas/sentimentales -en las que me voy a centrar- que utilizar a una persona para estar enganchado al chat. La diferencia fundamental estriba en que en el segundo caso se trata de mantener una relación virtual adictiva, mientras que en el primero es una herramienta para establecer contacto con alguien con quien, en un momento dado, has conectado de una forma especial, ha surgido una chispa de entendimiento y complicidad; cosa que sucede en contados casos, tanto dentro de Internet como fuera. Es decir, mantienes una relación real pero que, por equis circunstancias, se ha convertido en una relación real a distancia.

Concretando, no confundir relación real a distancia con relación virtual adictiva. En la primera facebook es un medio que permite que estas dos personas se mantengan en contacto y, en la segunda, es un fin. Unión versus adicción.

Análogamente a otras medios de comunicación ya casi obsoletas, hoy en día las parejas utilizan los informáticos para sentirse cerca y compartir su mundo interior, alegrías, inquietudes, preocupaciones… del mismo modo que, años atrás, se escribían cartas a mano y mantenían una correspondencia temporal, mientras duraba la separación física, transmitiéndose así sus vivencias, emociones, sentimientos y cuantas expresiones de amor fuera posible. Son, de igual manera, medios adecuados e ineludibles, en la mayor parte de los casos, para mantenerse en conexión con alguien que te aporta en tu vida algo especial, que no comparte el mismo espacio geográfico y que, sin duda, si las circunstancias fueran favorables prescindirían de ellos para disfrutar de la compañía física de la persona en cuestión, sin echar en falta la adhesión constante al medio. Así que se convierte en algo prácticamente inevitable para que esa relación avance hasta saber cuál es el paso más lógico a dar después del tiempo, a medida que las personas van conociéndose más y la relación va madurando. A diferencia del uso que hacen otros, buscando llenar su tiempo, en muchos casos, con charlas que no les aportan nada, por su intrascendencia.

No, los sentimientos no son virtuales. La otra tarde paseando con una amiga me comentó, precisamente, sobre la existencia de dos parejas que se habían conocido a través de facebook y próximamente, ambas se van a casar. En un caso, una de las personas vivía en Andalucía y otra en Madrid y en el otro en Asturias y también en Madrid. Curioso y, a la vez,  nada extraño, al parecer esto va siendo cada día más la norma que la excepción. Yo misma conozco dos casos más. Y seguro que vosotros también habréis oído hablar de alguno.

Es claro que el medio es lo de menos, cuando dos personas han de encontrarse y conectar, el “complot universal” es inmenso a este respecto. Puedes llamarlo predestinación, magia o de cualquier otra forma pero sucede constantemente.

El conocerse “por dentro”, por expresarlo de a alguna manera, antes que “por fuera”, tiene la enorme ventaja de que te enamoras o aprendes a querer o a amar la esencia de esa persona, lo que verdaderamente importa, sin distracción del aspecto físico, lo que te hace descubrir si es tu complemento idóneo, ese compañero amoroso con quien compartir tu vida te llenaría de satisfacción, Porque, al final, lo que verdaderamente necesitamos es ser aceptados, respetados, comprendidos y amados, sin grandes dramas ni demasiadas comedias.

Otra cuestión independiente es que una de las partes, o ambas, valore/n que el mantener una relación a distancia supone un coste del tipo que sea que no le/s compense. Con lo cual son muy libres de decidir, unilateral o bilateralmente, interrumpir la relación temporal o definitivamente, según las expectativas individuales y comunes, o proceder a tomar decisiones que les llevará a hacer cambios en su vida de cierta trascendencia, como las que han tomado estas dos parejas que en breve van a dar el paso del matrimonio.

Resumiendo, todo instrumento externo, tecnológico o no, a nuestro alcance es una herramienta potencialmente constructiva o destructiva. Tan sólo la razón, nos dirá cuál es la manera más sabia de utilizarlo pues, por definición, un instrumento es un medio no un fin.

Creo que me quedaba esto por decir.

Gracias por vuestro interés. Un saludo afectuoso.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

4 comentarios:

  1. No hay tanto que añadir a lo que has expuesto con claridad meridiana. Cierto es que la inmensa mayoría de nuestras relaciones a través de las redes sociales (un 90% mínimo), responden a ese sentido adictivo de comunicación generalmente insustancial, pero que nos engancha porque también alimenta nuestro ego.
    Del 10% restante, se podrían contar con los dedos de una mano, y tal vez sobrara alguno, las relaciones que son cercanas, de amistad auténtica; se trata de personas con las que quieres mantener una amistad (o lo que pudiera surgir), por encima de las veleidades de la red; de esas que si se van, las echas de menos, y te falta tiempo para conectar con ellas de otra manera.
    Todos sabemos de personas que se conocieron a través de las redes y hoy son parejas, o matrimonios, e iniciaron un nuevo camino hacia su felicidad. Yo hablo esencialmente de la amistad, que lleva el bagaje de un sentimiento muy profundo, a veces infravalorado. Creo que nuestros amigos lo son porque los elegimos nosotros, porque damos confianza, calor y cariño, comprensión, porque estamos a las duras y a las maduras, porque salimos en su defensa, y pensamos que ellos, nuestros amigos/as, nos devuelven el mismo afecto, la misma confianza, la misma actitud comprensiva.
    Los sentimientos, como bien dice nuestra anfitriona, no saben de virtualidades y/o realidades; se instalan y aunque los puedas encauzar de alguna manera, lo cierto es que tienen vida propia. He llorado la pérdida de amigos cuando fallecieron, pero también cuando se marcharon sin solución de continuidad, con la casi absoluta seguridad de que no los verías más, con la seguridad igualmente de que tal vez en unos años, el recuerdo se haría lejano. Eso es tremendamente doloroso.
    Creo en la amistad, la valoro porque es un bien escaso, y creo que pese a los pesares, pese a muchas incógnitas, hay que alimentarla si no queremos que muera. Y en ese sentido la virtualidad es un mero accidente, en todo caso es el medio, nunca el fin.
    Y dicho que ha sido esto, el abrazo más cálido y más sentido, va ya para tu nube, mi queridísima amiga.

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    1. Manolo, buen alegato en defensa de los sentimientos, vengan de donde . vengan y a través de quienes vengan. Siempre bienvenidos sean, por supuesto, sin son sinceros. Algunos ahora vamos aprendiendo a valorar la amistad en su justa medida... después de pasarnos una vida entera sobrevalorándola, que tampoco es lo deseable.
      Me ha encantado tu comentario y comparto el mismo punto de vista.
      Otro abrazo.

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  2. No digo que no exista más de un caso que haya terminado en unión por su conocimiento en Facebook, pero creo que más que "amor" lo que se da por ese medio, en términos generales, es cierto cariño o "ilusiones" que suplen muchas veces las carencias que se pueden tener en la vida del día a día. Aplaudo a los que se enamoren por Facebook...¿por qué no?. Pero que no se convierta en algo obsesivo porque entonces ya no sería amor, sería acoso y eso hay que cortarlo de raíz. Muchos besos Ángel.

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    1. Así es, Arantza, en la mayoría de los casos puede ser ilusión. Si es amor o no, solamente puede saberlo uno mismo. Ninguna diferencia con el mundo real. Y, por supuesto, el acoso en ningún caso es amor.
      Gracias por expresar tu opinión sobre el tema. Besos para ti.

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