“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Que dramático......con ese final inesperado....es muy bueno. Un retrato de nuestra realidad actual. Da mucho que pensar. Besos, amiga
ResponderEliminarSí, dramático y sin embargo podría ser verdad, Susana. Corren tiempos demasiado aprisa...
EliminarGracias por opinar.
Emotivo y con una buena moraleja. Desde luego.
ResponderEliminarSi "feisbukeas", no conduzcas.
Puede hasta tener más de una, Arantza. Gracias por pasear por la nube narrativa, en esta ocasión, y por tu comentario.
EliminarEs tremendamente significativo tu relato Ángel. En él se acomoda la virulencia que a veces supone la adicción a la redes sociales, nuestro "gran hermano" particular. Como dice Susana y Aran, da que pensar y mucho, y se traduce en una moraleja de vida. Lo curioso, si puede llamarse así, es que esos amigos, seguro que se querían, por más que nunca se hubieran visto.
ResponderEliminarDe eso no me cabe la menor duda, Manolo. Se querían y mucho, a pesar de no haberse mirado nunca a los ojos. Gracias por tu comentario.
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