No importa si te miran
o no te miran.
Si no dicen.
Y si dicen... que digan.
Tú sigue luciendo,
con tu sencillo y elegante
traje de noche.
Con fiesta o sin ella,
tú sigue bailando.
Con corte o sin reino,
tú eres la reina
del cielo.
Eres única
en el firmamento.
Ni las estrellas pueden
igualar tu esplendor.
Tu sutileza
sólo es comparable
con la delicada silueta
de las nubes.
Qué importa
que permanezcas sola,
sin un sol que te ronde…
Tu fulgor
es la materia prima
con la que se construyen
los sueños.
Allá donde tú brilles,
bendecirás con tu luz
los amores más mágicos…
nuestros amores.
Tú sigue creciendo,
hasta que estés
completamente llena.
Ángel C. T. ©2015
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
Hermoso poema a esa luna creciente, que brilla que captaron tus gafitas.
ResponderEliminarEs que ella se lo merece, sin duda. Ahí, noche tras noche, sin apenas vacaciones... Gracias, Manolo.
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