Fotografía hecha a mi hijo, con estas gafitas que Dios me ha dado y con todo mi amor. |
“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Los hijos siempre son una obra maestra. Delicado y precioso homenaje a tu hijo que rezuma amor por todoa los lados.
ResponderEliminarAsí es, Manolo. Lo mejor que la vida me ha dado. Gracias.
EliminarDesde luego que sí, una obra maestra!
ResponderEliminarCon todos los ingredientes que requiere. Gracias, Susana.
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