Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

22 may 2015

SEÑORA URNA

Ante el inminente evento electoral, comprendo el estrés del que usted adolece y me informa al mismo tiempo, mientras se prepara para los votos que se le van a echar encima en pocas horas.

¡Qué locura! No se olvide de ir a la peluquería para estar preciosa y de hacerse la manicura. Claro que esto aún puede estresarle más. Intente guardar la calma y luego sacarla para dejar espacio suficiente… Usted ya me entiende. ¡Vaya papeleta que tiene!

Sinceramente, no quisiera verme en su lugar. Tendrá que poner en práctica alguna técnica de relajación y tampoco le vendría mal algo de meditación, a ser posible intrascendente, para trascendental ya la que le va a caer en breve, señora mía.

Respire, respire… a ver si logra aplacar la ansiedad. Recuerde esto, digan lo que digan, usted no decide, sólo presta su cuerpo para una buena causa. Los que decidimos somos los demás. Seguro que esto le tranquilizará un poco, está libre de responsabilidad. Eso sí, deberá ser puntual y aguantar el tipo durante unas cuantas horas encima de la mesa, rodeada y custodiada como la que más. No le quitarán el ojo de encima, ya lo verá.

Tal vez sería conveniente mañana, jornada de reflexión llamada, que se distrajera en la medida de lo posible y en la que dé de sí, su selecta capacidad. Algún filme libre de tendencias, por ejemplo de amores y eso. Y hacer algo de ejercicio, no le vendría tampoco mal.

Y después del evento; ese desfile de votos de todos los que colores y orientaciones, que sin duda, la dejarán a usted absolutamente desbordada, tras los recuentos, tómese unas buenas vacaciones, éste es mi consejo. Le recomiendo algún balneario de la sierra o suba a alguna nube acogedora como puede ser la de mis gafitas y una servidora, a leer algo de poesía o algún cuento. Se lo merecerá, créame. Mucho se decide dentro de su pequeño cuerpo, no dudo de que sabrá estar a la altura de los sobres, Señora Urna… ¿o debería llamarle señorita?

Ángel C. T. ©


4 comentarios:

  1. Mejor un poco de yoga o meditación, ya que mañana va a ser un día de mucho trabajo para esa señora o señorita urna.
    Ya veremos cómo se presenta el día..... uffff

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    1. Buenos días, Arantza. Espero que la Señora Urna haya seguido alguno de mis consejos. Feliz jornada electoral. Gracias.

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  2. Ya pasó la jornada electoral, Señora Urna, necesitará usted descansar de tanto meneo, y en alguna ocasión, pequeñas reparaciones o sustitución de elementos. Tal vez algo haya cambiado, un atisbo de cambio se adivina ¿No le parece Señora Urna?

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    1. La Señora Urna, en esta ocasión, como hacen otros cuando les preguntan, no sabe/no contesta. Mucho ajetreo tuvo, ayer, la pobre... dejemos que se tome un respiro.
      Gracias por entrar a comentar, Manolo.

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