de forma fortuita.
Y ahora no puedo borrarla de la mente.
Me despierto y me acuesto con ella.
No es mi ángel de la guarda
pero como si lo fuera.
La canto y la bailo a todas horas.
Me persigue a todas partes,
como el viento.
No sé dónde esconderme.
Me está volviendo locatis,
Pido permiso para aglutinarme
dentro de una barrita de cereales
a ver si así…
Si no, pediré cita para el psiquiatra
o para un trasplante de cabeza.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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