El mejor lugar donde vivir.
Mecidos por sus latidos y su voz.
Enredados entre los hilos del sentimiento.
En ese corazón humano
del que brota la más bella melodía.
Al compás
del inigualable baile
del aliento.
Cuando llegaste al mundo,
el mundo comenzó a latir.
¡Felicidades, mi vida!
No me explico esto:
¿Si Mozart murió antes de nacer tú, cómo pudo reproducir, musicalmente hablando, de una forma tan fidedigna y maravillosa la felicidad que sentí cuando lo hiciste?
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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