sigilosa, camina la humildad.
Y con cuatro minutos de silencio
se hace su cama.
Vive generosa en la puerta de la calma.
Sin esperar nunca nada de nadie
ni a cambio de nada.
Es la más agradecida de las virtudes.
Sabe presentarse a tiempo
y no escupe fuego por la boca,
como el dragón de la soberbia.
La tengo por amiga íntima.
Y aunque no siempre soy leal a ella.
Hasta ahora, nunca me falló.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Pintura de Renoir. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario