Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

3 nov 2016

JUICIOS SIN CULPABLES

Mi hijo suele decirme que, para él, soy la mejor madre del mundo.
Yo siento que él es el mejor hijo por pensar así de mí.

Esto me ha hecho considerar que seguramente nunca he sido una buena hija.
Porque siempre he pensado que mi madre no era una buena madre.

Ahora ya no lo pienso. Intento vivir sin juzgar a nadie.

Es curioso pero después de los años creo lo mismo que mi hijo de mí,
que es la mejor madre que podía haber tenido puesto que,
en gran parte, gracias a ella, soy como soy.

Felicidades, mamá.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Roger Whittaker-Mamy Blue

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