acariciamos la esperanza…
Sin darnos cuenta
de que la esperanza nada en la nada.
Y en ella permanecemos albergados.
Necesitamos el calor del recuerdo,
de lo que vivimos, y aún vive,
dentro de nosotros.
Ese momento se perpetúa en el tiempo.
Tan sólo hemos de capturarlo.
Es la magia de los sentimientos
que nos invita
a compartir más sentimiento.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Estoy completamente de acuerdo.
ResponderEliminarEstupendo... pero puedes no estarlo, Celia.
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