Con su burbuja teledirigida que te envuelve.
Todo un universo inescrutable.
Te deja huella sin pisarte.
Ése que te hace creer que es posible
que se cumpla
aquél sueño al que renunciaste.
Que se levante y ande,
lo que ya cerraste por defunción.
Quisieras que todo fuera sencillo
pero nada lo es.
Esperas que un milagro suceda
y el alma tiembla…
Reapareció el hombre sin nombre.
Amor y temor, al mismo tiempo.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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