Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

3 dic 2016

HOSPITAL POÉTICO

-Dígame, doctor, lo que le corresponda decirme.
-Para empezar, le diré que aquí hacemos los diagnósticos en rima.
-¿Ah sí? ¿Y eso por qué?
-Porque así el paciente cree que lo que tiene es poesía.
-¡Oh, qué sabio proceder!
-Medicina multiversal, la llamamos, así, a lo moderno....
-¿Y los tratamientos?
-Los aplicamos en sonetos.
-Ya lo he comprendido.
 -¡Pues ea, vamos a lo nuestro!
-¿Entonces, cuál será la siguiente prueba a la que debo someterme o la estrofa a recitar, por el órgano competente, si procediera o procediese?
-De momento nos vale con las que tenemos. Un riñón debe esperar a que se le conceda, no hablamos de corazón, pero la orina también es muy sentida, cuando no encuentra salida.
-Ya lo creo.
-Pues ale, anotado queda en la lista de espera, porque la tonta desespera y de ésas aquí no tenemos.
-Bueno, peor sería esperar en prosa, desde luego. ¡Menuda diferencia!Me voy a casa más contento que unas castañuelas.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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