superviviente.
De sentimiento
a sentimiento
y después
la soledad.
Ninguno
se quedó quieto
el tiempo suficiente
o se dejaron llevar
por la corriente
de otras olas.
No quiere más espejismos
y sigue mirando al horizonte.
En la orilla de la vida, espera
algún
nuevo
mar.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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