Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

22 dic 2016

CON LA LOTERÍA NO SE JUEGA

-Te dije una y mil veces que retiraras el cable de la fortuna de ahí que te ibas a tropezar con él con la mala pata  que tienes... Y mira, ahora, escayolada para un mes. No es forma de terminar el año pero nunca me haces caso. Recuerdo cuando te tocó en aquella rifa, aquél jamón ibérico de sabor inigualable, por cierto, y te desapareció de tu cocina, sin haberlo podido catar siquiera, por no haberlo escondido bien, como te aconsejé. O cuando se te rompió de forma misteriosa, ese jarrón tan valioso que te regalaron en tu viaje de boda, que colocaste en el recibidor, y se me enganchó con el cinturón del abrigo, sin tú darte cuenta, y te produjo tal desazón el verlo roto en el suelo, y en mil añicos, que casi se me cae, después, el alma a los pies, habiéndote advertido de que ése no era sitio… ¿Quieres que siga?
-No. Es suficiente. No me gusta que me recuerden mi “mala suerte”. ¿Supongo que te habrás acordado de comprar ese décimo de lotería que te encargué, tan buen amigo que eres? Hay que intentarlo, una y otra vez, no me doy por vencida fácilmente.
-Pues… ehhh, ¿te has dado cuenta de que ha bajado mucho la temperatura de repente?...¡Y feliz navidad!

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Gracias, Celia, por compartir conmigo este décimo. 

2 comentarios:

  1. Feliz Navidad y que no pases frio. Un abrazo

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  2. Gracias, Celia. Feliz Navidad, para ti también.
    No, sólo lo justo y necesario. Un beso.

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