Aprendió enseguida los pasos del baile de la vida.
Cálido estilo, pose divina,
tras la montaña se oculta al terminar el día,
con timidez e inocencia, el neonato,
que anuncia nuevas y entrañables mañanas,
llenas de rocío de oro y luz del alba.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
(Con mi agradecimiento a Susana R. y a Maribel)
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me dio. |
Que bonito. Abrazo
ResponderEliminar¡Gracias, Celia!
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