Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

29 ago 2017

EL CORTIJO DE MI TÍO ABUELO

Desde el cortijo de mi tío abuelo, se ve toda la sierra. Tiene carretilla para los días de esfuerzo y estrellas en el cielo (por el día no, desde luego).

Allí, el calor en agosto es menos. Podríamos decir que la primavera viene, a gusto, a darse una vuelta, entre las viñas, sobre todo por las noches. Así que son de frescas, como las verduras del mercado de Bruselas. Se levanta una brisa tan encantadora que propicia una temperatura deliciosa. Somos la envidia de toda Andalucía y de sus aproximaciones.

En fin, lo paso bien, cuando voy de visita y me quedo, en el cortijo de mi tío abuelo.

Nota:
(No me hagáis preguntas, por favor. No quiero que nadie descubra que nunca estuve, más que con la imaginación, en ese dichoso cortijo del que tanto he oído hablar, sin haberlo conocido.)

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Fotografía hecha por JMMO.

2 comentarios:

  1. Me puedo imaginar el cortijo de tu abuelo. Bellísimo seguro y lleno de frutas, hortalizas, animales domésticos y por ahí, tu, pero tu de niña, jugando y viviendo.

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    1. Ojalá hubiera tenido un cortijo así de niña, en donde poder corretear y jugar con libertad. Gracias por imaginarme de esa manera, Manolo.

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