Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

23 ago 2017

JOSEFINA Y SUS MENESTERES LINGÜÍSTICOS

Josefina hila fino y no se da la mínima importancia por ello. De niña, había sido la primera de la clase en lengua española. Sí, ella sola:

-Hay que ver lo que sabe esta chiquilla, de gramática y de ortografía-Decían las monjas de su colegio.
-Y de redacción ni te cuento, redacta que es un primor. Y el dictado lo borda, como una labor de costura con hilos de colores. -Añadió la madre superiora. De aquí la expresión de "qué fino hilas, Josefina", como he comentado en el inicio de este minirrelato, dedicado.

Y una vez ya, habiéndole crecido las piernas, a lo largo, siguió siendo fiel a lo que había aprendido. Su lenguaje, tanto escrito como hablado-aunque nunca la he escuchado- en la actualidad, es absolutamente impecable.

¡Ay, cuántos tendríamos que aprender de ella, en este arte de la comunicación verbal y humana! Y además es educada. Y no es promoción, doy mi palabra, mas bien emoción.

Josefina, si tienes la curiosidad de leer lo que he escrito sobre ti, has de saber que por tu cumpleaños te voy a regalar un ramo de tildes, que sé que te gustan tanto o más que a mí, aunque no sé cuándo es.

Saludos afectuosos de una admiradora, desde siempre hasta ahora, ¡digo al revés! que se me traban los dedos con lo nervios. Tú me perdonarás, lo sé, porque, fundamentalmente, eres muy buena persona.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

4 comentarios:

  1. Si es la Josefina que conocemos por aquí, me uno al homenaje.

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  2. Mucho cariño leo en esté texto !!! Felicidades para quien inspira tanto cariño y para quien lo da

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  3. Hay mucho cariño, es evidente, por ambas partes y de mí hacia ella, también, admiración. Muchas gracias Francisca por haberlo sabido leer y resaltarlo. Un saludo afectuoso.

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