Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

21 abr 2015

ON-OFF

Con su sambenito cada cual, disfrazado de marciano o no,
Apodado o moteado, a manchas de color.
Cada uno sabe más o menos, aproximadamente, donde se mete.
Salvo los niños que son la excepción.
Rigurosamente cierto hasta lo incierto… nada nos sorprende ya.
Amazona de palabras, entre montañas nevadas, 
gélidos momentos, baladas de dolor, 
cabalgando por el tiempo, ni de aquí ni de allá soy.
Surcando mares fascinantes, y ríos navegables,
de amores o amistades.
Endulzada con perfumes agridulces…
esta aventura gloriosa y ponderada historia
individual y colectiva… humana y tediosa. Mil perdones.
Discutir no quiero, ganar no sé,
tener la razón, o no, me importa un bledo.
Pero reclamo mi paz y mi felicidad.
Cada cual que viva como quiera
y que se tropiece con su ego, si lo desea.
Hago poesía porque patinar se me olvidó, hace ya tiempo.
Ahora me dedico a lo pausado, sin dar al off.
Vivo al ritmo que marca mi aliento.
Voy y vengo… aquí sigo, y mientras haya una sola razón,
seguiré haciéndolo.
On-off… y en medio… la vida, simple. 
¿Qué más quiero?

Ángel C. T. 2015


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