“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Es lo que tenemos los noctámbulos, que a las noches se nos agudizan más ciertos picores ( no seamos mal pensados ¿eh?).
ResponderEliminarEn petit comité ya me darás el nombre de ese remedio que te recetó el doctor.
¡¡¡¿A mí?!!!... Pero Arantza si el que fue al doctor es un señor de Murcia...como el de Ninette...¿Qué tiene que ver eso conmigo?
EliminarNunca me pica la curiosidad y menos por lo que hacen otros a mis espaldas.
Gracias por tus... -huy, iba a decir picores-.. por tus palabras.
Ayyyy, perdón por el despiste, ya sabes....es que la noche me confunde, amiga. Como dijo aquel ser tan ilustrado un día por televisión.
EliminarSi ves a ese amiguete le pides el nombre de la pomadita.
Ya decía yo, ya decía yo... Es la pomadita de la confianza. Pero creo que sólo se dispensa si te la prescribe el médico de cabecera y con receta.
EliminarGracias Arantza, por tu sentido del humor. Un abrazo, amiga.
Cómo pica la curiosidad,es un virus ese que se instala. Un poco de pomada no nos vendrá mal. Es muy divertido Ángel, y siempre con un punto de ironía, y una traducción.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manolo. Mejor que no nos pique la curiosidad, por si acaso. Dicen que el que busca lo que no debe, encuentra lo que no quiere.
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