Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

28 abr 2015

LOS 7 PECADOS UNIVERSALES

-La inconsciencia.
-La "inconciencia" (por falta de conciencia o ídem dormida).
-La falta de apreciación.
-La falta de empatía.
-La incoherencia.
-El resentimiento y la incapacidad de perdonar.
-La falta de humildad para pedir perdón.

Los otros siete, conocidos como Pecados Capitales, desde el punto de vista de mis gafitas, no son más que una consecuencia de estos. Cuando no se incurre en ninguno de los siete "universales", no se "cae" en ninguno de los demás. La pereza, la gula, la lujuria, por ejemplo, son peccata minuta.
Así que, tranquilo, si eres consciente, con conciencia despierta, sabes apreciar, empatizas fácilmente con el prójimo, eres coherente, sabes perdonar y pedir perdón y te apetece un día pasártelo entero tirado en el sofá, comiendo fresas con nata y practicando el “amor propio”, no harás daño absolutamente a nadie ni a ti mismo. Y, desde luego, no te vas a condenar por ello. Aunque lo más probable es que no te seduzca demasiado la idea y prefieras dedicar tu tiempo a actividades más enriquecedoras y satisfactorias interiormente.

Ángel C. T. ©2014





4 comentarios:

  1. Prácticamente coincidimos en el decálogo Ángel, aunque luego sea nuestra conciencia la que manda. De los "pecados" clásicos, me parecen virulentos la envidia y la soberbia; el resto en su justa medida, pueden ser adorables.
    Pero lo que más me gusta es la frescura y originalidad en que tú nos transmites ideas, pensamientos, recuerdos, emociones, en definitiva tu sensibilidad.

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    1. Sí, obviamente esos dos Pecados Capitales que has mencionado son poco deseables; de hecho, sobre la envidia hice una entrada en esta nube no hace demasiado tiempo, pero me parece, como explico en ésta, consecuencia de estos otros. Sin pretender ser más papista que el Papa, Dios me libre, simplemente intentando hacer un discurso grato y para que sirva de invitación a la reflexión personal y siempre desde el humor. Porque todos somos humanos y, por tanto, susceptibles de "pecar" o pecar. Muchas gracias, Manolo, por entenderlo así.

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  2. Un buena reflexión hecha a conciencia y con consciencia. Me ha gustado mucho y me hace pensar. Gracias....ahora voy a ver si me tomo unas freidoras con nata mientras lo pienso.....:) un beso

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