Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

26 abr 2015

LA CULEBRA DELICADA

El viernes pasado, una culebrilla joven, la mar de mona, cruzaba el camino de tierra de lado a lado.Y educadamente se dirige a mí, preguntándome lo siguiente:

-¿Me das fuego, por favor?
-No tengo. Es que no fumo. Y perdona si me meto donde no me llaman pero fumar es nefasto para la salud… estamos cansados de escucharlo.
-Lo sé. Sólo fumo los viernes… Es para aplacar la ansiedad.
-¿Los viernes?
-Sí, eso he dicho. Cuando llegan todos esos “finesemanistas” que me vuelven tarumba y cuarto.
-Para tanto no será…
-Lo que yo te diga… El otro día unos chavales me lanzaron por el aire… y aterricé en el pueblo de al lado, sobre la cabeza de un calvo. Menudo susto se llevó el hombre.
-¡Qué gamberrada! No hay derecho.
-¡¿Por qué crees que me han dado ya dos anginas de pecho?!
-¡Qué horror!
-Y un corredor, en vez de anudarse los cordones de su deportiva, me anudó a mí… Imagínate mi cara, por no hablar de mi cuerpo serrano... como el signo del infinito me dejó el menda.
-Tremendo… pero sería por error…
-Claro, por error… pero me llevó tres horas zafarme del nudo marinero, bien hecho además, por culpa de su despiste. No gana una para disgustos… Y el corazón lo tengo, como lo tengo.
-Vaya…Lo siento.
-Lo sé. Cuento con poderes, de esos esotéricos, y sabía que empatizaríamos enseguida.Y porque no quiero seguir… que estaríamos aquí hasta mañana y yo me tengo que ir.
-Pero mira, con más razón, si tienes tan delicado el corazón, deberías plantearte dejar de fumar los viernes y si puedes, hasta los jueves o para siempre.
-Me lo pensaré. Gracias por el consejo maja. Me voy… a escribir mis memorias. Nunca se sabe… Buenas tardes. Un placer.
-Buenas tardes, jovencita. Lo mismo digo.

Da gusto encontrarse a seres tan agradables y con tanto que aportar cuando una sale a dar su paseíto diario, aún en viernes… así, sin pretensiones de nada.


Ángel C. T. © 2014 

2 comentarios:

  1. Entrañable culebrilla. Así son los encuentros inesperados, los mejores.
    Estos relatitos a me hacen pasar buenos ratos :)

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    1. Ése es, precisamente, su objetivo. Gracias, Susana. Espero tener muchos más en el futuro, amiga, y seguir narrandolos.

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