Hace unos cuantos días, me acerqué a la tienda de chinos que
hay cerca de mi casa, pues me hacia falta un carro para traer la compra.
Pregunté, al que estaba en un mostrador al lado de la entrada, si vendían este
artículo. Rápidamente asintió con la cabeza y llamó a un ayudante para que me
llevara hasta él:
-Enseña calito a
la señola.-Y en un abrir y cerrar de
ojos, el compañero me llevó al pasillo donde estaban los calitos (perdón, todo se pega menos la hermosura), los carritos.
Pero descuida que entre ellos se entienden perfectamente.
Me he percatado de que los chinos a pesar de tener esa
pasmosa lucidez mental y una sabiduría milenaria en medicina natural, están in
alvis, en lo que se refiere a calitos
para la compla. Pero se les perdona, porque tienen tal capacidad de trabajo
y agilidad numérica para hacer los cálculos-y no me refiero a los del riñón,
sino a los matemáticos- a la hora de cobrar, que lo compensan… Es el único
súper en donde se tarda menos en pagar que en comprar.
Como era muy barato no tuve que pensármelo mucho. Así que me
fui con el calito tan contenta, y a
los pocos días, como era de esperar por la escasa calidad del material, se
rompió, es lo que tiene andar contando los euros con deditos cortos, y me volví a encontrar en la penosa situación
de carecer de este medio de transporte de productos para el hogar, tan
necesario.
El caso es que habiéndome durado ese calito nada y menos, pues no aguantó mucho peso, comencé a hacer
cábalas para averiguar si conseguirían llegarme mis ahorrillos para comprar un
segundo. Es que con los carros de la compra pasa como con los coches, nunca son
una inversión, en cuanto lo adquieres, ya puedes ponerlo en venta al día
siguiente que el precio no será el mismo… por lo menos habrá descendido un 30
%. Bueno, me parece que este no es el tema. Continuando con esta sorprendente
historia:
No tuve más remedio que acudir al mercadillo del pueblo y
preguntar si alguien vendía calitos de la
compla. Huy, ¿no te digo?... Se me ha pegado el acento. Es que los acentos
se me pegan rápido, no es el caso de los puntos y comas que se me resisten un
poco más. Carritos de la compra, quería decir, como seguro habrás comprendido.
Unos vendedores, me enseñaron uno que tenían guardado en una
furgoneta y para mi felicidad, fue todo un descubrimiento. ¡Era un
teletransportador superguay y supersónico! ¡Qué alegría experimenté! Había
estado, hacía tiempo ya, buscando, por todas partes, incluso a través de
Internet, a ver en qué tipo de establecimiento podía encontrar
teletransportadores supersónicos y superguays. En tres ocasiones, si no
recuerdo mal, fui a diferentes tiendas, preguntando si tenían carritos
teletransportadores, de este tipo, y no había conseguido encontrar ninguno. No,
no, tenemos, me decían en un lado y en otro. En unos sitios tenían
supersónicos, en otros superguays pero supersórnicos y superguays, junto,
imposible. Vamos que es de esas cosas que, o te las encuentras por casualidad
en algún rastrillo o no te molestes en buscarlo, ya te lo aviso.
El caso es que ¿quién me iba a decir que en un carrito de la
compra iba a poder teletransportarme?… Parece increíble, ya lo sé. Ahora hago
la compra mucho más rápido, como podréis suponer. Sólo tengo que entrar en el
carrito, agacharme, echar la solapa desde mi casa, ya con los zapatos
puestos y el dinero en el bolsillo, con las llaves y un paquete de clínex (eso
que no falte nunca, por dios) y en décimas de segundos estoy en la puerta del
supermercado. Compro, me introduzco en el carrito y de vuelta a casa. En pocos
minutos resuelto el asunto de llenar la despensa y el frigorífico.
Lo que más me entretiene, como os podéis suponer es pagar.
Esas colas que se forman sí o sí, que parece que tendrías que haber
pedido la vez en la prehistoria, para que te llegue el turno en la actualidad. Da
igual que haya mucha o poca gente. Si hay mucha porque están todas las cajas
abarrotadas y si hay pocas porque prescinden de vari@s cajer@s, con lo cual se
quedan solamente dos cajas funcionando, con sus dos hermosas colas,
coleando… valga la redundancia. Además
de que siempre, siempre, me coloco en la caja más lenta. Tengo una especie de
talento natural para ello. Pero bueno, menos mal que el tiempo que pierdo por
un lado lo gano por otro.
Tengo más aventuras que contar, con mi teletransportador
superguay y supersónico
pero serán materia de otra historia.
Ángel Córdoba Tordesillas ©2014
No está mal eso de tener un teletransportador superguay y supersónico en forma de calito de la compla, jajaja. Muy divertida la parte china, me parto. Yo fui un día a comprar un pelador de espárragos en un chino de Noja, y la china me dijo: ¿"Espalagos no lata?" Es muy bueno y divertido tu relato; y qué suerte tienen algunas de tener teletransportador; ya me darás una vueltecita con él.
ResponderEliminarVeo que te mola mi vehículo doméstico, Manolo. Sin embargo, siento decirte que es uniplaza.... Mira a ver si por tu ciudad encuentras alguno con el que puedas desplazarte para hacer la compra sin gastar gasolina aunque sólo sea superguay. Este mío, aún no lo vendo. Gracias.
EliminarNooo, no lo quiero comprar, solo que me dieras una vueltecita por el mercado. Pero si es uniplaza, me quedaré con las ganas.
ResponderEliminarTú con las ganas yo con el teletransportador inventado. Lo siento, Manolo, a veces la vida no es justa, no señor.
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