Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

15 abr 2015

EL POLÍTICO

Estuvo sometido a una fuerte presión emocional por ser un político honrado y tuvo que recibir tratamiento psicológico durante bastante tiempo. Era una persona bondadosa, íntegra y de gran sabiduría interior que además de política, entendía de leyes humanas y divinas. ¿Dónde se había visto eso?...
Necesitó ayuda de especialistas en especímenes extraños, para poder superar esa diferencia abismal con los de su misma especie o estamento.
"Tranquilo. Nuestra terapia es breve aunque intensa. Comience por subir un poco la barbilla si quiere que sea efectiva".

Ángel Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Rara avis parece que sean los políticos honestos. Pero creo que muchos humildes alcaldes de pequeños pueblos, que no cobran un duro por dedicar su tiempo al ayuntamiento, podrían presumir, de lo que nadie debería presumir porque tendría que ser lo normal: de honestidad. No me extraña que tu político estuviese sometido a una fuerte presión emocional.

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    1. Solamente es un mini relato y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Seguro que existen políticos que son correctos como personas igual que hay personas que son políticamente correctas.

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