“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Un millón de Angeles que es un millón de estrellas que es un Ángel que está en su nube
ResponderEliminarUn ángel ése, muy afortunado por recibir a sus amigos en esta nube. Ellos son las verdaderas estrellas de su cielo. Gracias, Manolo.
EliminarYo llevo uno de esos trocitos en mi corazón. Un abrazo
ResponderEliminar¡Seguro que sí, Susana! Y dentro del suyo, tus latidos de cariño y de amistad. Gracias.
EliminarUn trocito ya voló hasta mí, lo tengo cerquita todos los días.
ResponderEliminarUn beso!!
Cerquita está, pues. Y sin ninguna intención de irse, ¡ni volando! Gracias, Arantza.
EliminarA esas estrellas pido mis deseos...una de ellas me guiña, y se cumplen, cada vez que te veo brillar, amiga.
ResponderEliminarEse brillo puede ser el reflejo de otro igual o más intenso, amiga. Gracias.
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